La irrupción de la covid-19 el año pasado nos cogió a todos desprevenidos. La sociedad se vio afectada a todos los niveles y, para muchos, el mundo se paralizó. Para otros, como el personal sanitario, nunca antes había habido un periodo de tal saturación. Pero hubo otro sector que también se mantuvo muy activo y que resultó de especial relevancia en este tiempo: la traducción. En este artículo, vamos a repasar el papel que han defendido traductores e intérpretes en la pandemia.

De repente, pasamos a vivir en aislamiento

La comunicación se tornó esencial: era la única manera de saber qué pasaba afuera, de darle sentido a la incertidumbre y de estar al día de todo. En una crisis mundial como esta, la comunicación exigía traducción constante y, sobre todo, rápida. El virus obligó a la comunidad científica -primero en China y después en todo el planeta- a trabajar para entender sus mecanismos, sus peculiaridades, sus repercusiones y también sus posibles tratamientos. Los primeros países en notar sus efectos trabajaron a contrarreloj para hacer ensayos y traducir los hallazgos correspondientes a una velocidad récord, lo cual ponía de manifiesto la necesidad de disponer de traducciones especializadas muy rigurosas y en poco tiempo. Traducir y comunicar toda la información generada a cada minuto era clave para poder frenar el ritmo de contagios. Era indispensable actualizar conocimientos, información, datos y números en tiempo real.

También era primordial la cooperación internacional, sobre todo a la hora de preparar y suministrar equipamientos y productos médicos y de prestar asistencia sanitaria a quienes más lo necesitaban. Todo el mundo debía saber cuáles eran las instrucciones, qué medidas tomar y qué utilizar para ello. Las organizaciones internacionales, como la OMS, así como las autoridades de cada región publicaban infografías y recomendaciones en redes sociales, y todo ello tenía que traducirse rápidamente para llegar al mayor número de personas posible. Dada la urgencia de la situación, muchos grupos de traductores voluntarios se alzaron para satisfacer la desesperada necesidad de informar a los hablantes de las lenguas minoritarias.

En esta web, la OMS ha recopilado en 115 idiomas los bulos más extendidos sobre el virus: https://covid-no-mb.org/

De igual manera, también hacían falta intérpretes. El virus se extendió extremadamente rápido y muchas personas se encontraban fuera de su país; tanto si necesitaban asistencia médica, como si debían gestionar una prolongación de su estancia, una situación tan tensa requería una comunicación eficaz.

Los recientes avances tecnológicos en nuestro campo, como la traducción automática o la interpretación en remoto, ayudaron a cubrir la necesidad de una respuesta ágil y práctica en un momento crucial. Además de rápida y eficaz, la traducción tenía que ser accesible para numerosos colectivos: hablantes de lenguas minoritarias, personas mayores, personas con discapacidades auditivas, y muchos más. La traducción multimodal se impuso para dar apoyo a todas ellas: podían recibir información en múltiples formatos audiovisuales en lugar de solo a través de textos.

La pandemia cambió (y continúa transformando) los modelos de negocio. Las empresas se vieron obligadas a adaptarse al teletrabajo, a implantar nuevos procedimientos, a impartir formaciones, a elaborar anexos a contratos laborales y a una infinidad de cambios más.

Todo el equipo de Transword, desde los lingüistas hasta las project managers, estuvimos al lado de nuestros clientes e hicimos todo lo posible para ayudarlos en su transición. A pesar de que la pandemia no se haya acabado aún, no cabe duda de que ya hemos avanzado mucho ni de que la traducción efectivamente forma parte integral de todo el proceso de transición y superación.

Imagen de cabecera de Edwin Hooper para Unsplash