Como casi todos sabréis, la traducción consiste en leer y comprender un texto en el idioma origen para después producir un texto con significado equivalente en el idioma meta. Para que el resultado sea el adecuado, se presuponen ciertas competencias, como un amplio conocimiento de ambas lenguas, culturas y del ámbito de especialización que se está tratando. El profesional debe ser capaz de traducir el texto de forma fiel, a la vez que intenta no caer en la literalidad. Todas las ideas que recoge el texto origen deben reflejarse de un modo similar en la traducción. Es importante mantener la estructura y no deben obviarse cifras, datos, nombres, ni frases. Del mismo modo, tampoco se debe realizar una reinterpretación del texto ni añadir información.

Esta mecánica puede resultar algo obvia, sobre todo en lo referente a textos científicos, técnicos, económicos o jurídicos. Aquí, la fidelidad y la precisión son dos de los aspectos que más se deben tener en cuenta. ¿Qué sucede, sin embargo, con textos publicitarios o creativos? ¿Cómo adaptamos al mercado español, por ejemplo, una campaña publicitaria lanzada en Reino Unido? En estos casos, aparece el concepto de «transcreación», término que procede de la fusión de las voces inglesas «translation» y «creation». En español también nos referimos a esta actividad como «traducción creativa».

Para lograr una transcreación de calidad, necesitamos que se den tres factores, como mínimo. Primero, se debe transmitir la idea correctamente. Segundo, el texto meta debe guardar relación con el texto origen. Y tercero, se presupone también un amplio conocimiento lingüístico y cultural por parte del traductor. Los requisitos son similares a los necesarios para realizar una buena traducción.

¿En qué se diferencian entonces ambas disciplinas? La transcreación se enfoca más en la traducción y adaptación de textos creativos y publicitarios, por lo que en este caso tenemos más libertad para despegarnos del texto original y crear uno con su propia musicalidad con el objetivo de que, además de sonar bien en la lengua meta, se adapte al contexto sociocultural en cuestión. Un texto de este tipo no busca únicamente informar, ni presentar datos. El objetivo de la traducción creativa o transcreación es que el texto traducido consiga transmitir las mismas emociones que el original.

Algunos de los mejores ejemplos

Un ejemplo conocido por todos que ilustra a la perfección el concepto de transcreación lo encontramos en la aclamada serie «Los Simpson» y una de las frases de cabecera de sus protagonistas. Bart Simpson no sería Bart Simpson sin su famoso «Multiplícate por cero»; ahora bien, ¿cómo lo dice en la versión original? La expresión utilizada es «Eat my shorts», un juego de palabras en inglés que, si se traduce literalmente al español («cómeme los calzones») no hay quien lo «pille».

Aquí vemos la habilidad de la traductora a la hora de adaptar un mensaje que viene a decir «piérdete» o «lárgate». La traductora ha dejado volar su imaginación y se ha despegado del texto para crear una traducción en español que suene idiomática y, además, respete la idea que quiere transmitir el original. ¿Quién se imagina a Bart diciéndole a Skinner «cómeme los calzones»? La frase sería lingüísticamente correcta pero, aparte de no resultar graciosa, denotaría una falta de conocimiento sobre el contexto cultural por parte del traductor.

Otro ejemplo, esta vez extraído del mundo publicitario, es el eslogan principal del gigante de la automoción BMW. En alemán, este reza «Freude am Fahren», que literalmente significa «el placer de conducir» o, para ser más literales «alegría al volante». Se trata de expresiones comprensibles en español y no son incorrectas, pero tampoco transmiten nada especial al consumidor. De hecho, en el contexto publicitario, que busca ser directo, pragmático y exhortativo, puede resultar hasta forzado, ya que no despierta ningún tipo de sensación a quien lo escucha.

La idea de adaptar este eslogan a la ya conocidísima pregunta de «¿Te gusta conducir?» fue todo un acierto, ya que es una expresión mucho más exhortativa y despierta el interés y la curiosidad del espectador («¿Que si me gusta conducir? Pues sí… A ver qué tienen estos coches para que a todo el mundo le guste conducirlos»). Una buena labor de transcreación o traducción creativa puede llegar a aumentar exponencialmente la popularidad de una marca, lo que por regla general se traduce (nunca mejor dicho), en un aumento de las ventas.

Conclusiones

Si estás pensando en aumentar la presencia de tu marca en otros países y necesitas traducir tu campaña publicitaria, es vital que recurras a traductores profesionales que ofrezcan el servicio de transcreación y que cuenten con un amplio bagaje cultural del país de destino. De esta manera, conseguirás un texto con ritmo, que transmita la idea que deseas y que, con suerte, se quede grabado en la retina de miles de consumidores.

Y vosotros, ¿tenéis más ejemplos de transcreación? ¿Sabéis de algún caso donde la traducción creativa no diera sus frutos? ¿Conocéis alguna campaña en la que se haya traducido alguna expresión de forma demasiado literal?

Aprovechamos para dejaros una lectura adicional precisamente sobre la labor de las profesionales encargadas de la traducción y del doblaje de «Los Simpson»: El trabajo oculto de ‘Los Simpson’

¡Esperamos que la disfrutéis!

 

Imagen de cabecera: Scheier .hr para Unsplash